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Fuente: theglobalfund.org
22 de marzo de 2022
GINEBRA – El 24 de marzo, Día Mundial de la Tuberculosis, el Fondo Mundial hace un llamamiento urgente al mundo a revitalizar la lucha para acabar con la tuberculosis para 2030. La pandemia de COVID-19 ha echado por tierra años de avances en la lucha contra la tuberculosis. Las muertes causadas por la enfermedad aumentaron por primera vez en más de una década, impulsadas por una oleada de casos no diagnosticados ni tratados.
«Si no logramos intensificar la lucha contra la tuberculosis, tendremos que aceptar que renunciamos a la meta de 2030 relativa a conseguir que esta enfermedad deje de ser una amenaza de salud pública», reconoció Peter Sands, Director Ejecutivo del Fondo Mundial. «Debemos realizar un esfuerzo inmenso para diagnosticar rápidamente a las personas y proporcionarles el tratamiento que necesitan. La tuberculosis es letal y, después de la COVID-19, es la enfermedad infecciosa que más muertes causa».
Los programas de tuberculosis ayudaron a responder a la COVID-19
En muchos países, la COVID-19 desbordó los sistemas de salud, los confinamientos interrumpieron la prestación de servicios, y se desviaron recursos esenciales de la respuesta al VIH, la tuberculosis y la malaria para luchar contra la nueva pandemia.
Pero las décadas de esfuerzos luchando contra la tuberculosis no fueron en vano. Con el despliegue de recursos adicionales, los países aprovecharon algunos de los mejores activos de la lucha contra la tuberculosis para hacer frente a la COVID-19. Los trabajadores de salud comunitarios, los laboratorios, los equipos de diagnóstico, los sistemas de vigilancia de enfermedades y otras inversiones en tuberculosis realizadas a lo largo de los años dieron a los países una ventaja en la lucha contra la nueva pandemia.
La asociación del Fondo Mundial también ha respaldado el despliegue de pruebas bidireccionales, que permiten detectar simultáneamente la tuberculosis y la COVID-19. Es probable que este enfoque se amplíe a otras enfermedades en el futuro.
«Los trabajadores de salud comunitarios están en primera línea de la detección y el tratamiento de las enfermedades, ya sea la COVID-19 o la tuberculosis, el VIH o la malaria», destacó el Dr. Eliud Wandwalo, director de los programas de tuberculosis del Fondo Mundial. «Son miembros de la comunidad en los que las personas confían y durante la pandemia de COVID-19 hemos sido testigos del papel esencial que desempeñan».
Tuberculosis farmacorresistente
En la mayoría de casos, la tuberculosis puede tratarse y curarse. Sin embargo, el tratamiento de la tuberculosis estándar requiere la utilización, durante un máximo de seis meses, de medicamentos que pueden provocar náuseas, vómitos y molestias
estomacales. La duración y los efectos secundarios del tratamiento hacen que algunas personas lo abandonen, lo que en algunos casos puede dar lugar a resistencia a los medicamentos; es decir, cuando la bacteria de la tuberculosis es resistente al menos a
uno de los fármacos principales empleados para su tratamiento.
La tuberculosis farmacorresistente forma parte del creciente problema de las superbacterias resistentes a los antibióticos que no responden a los medicamentos actuales, lo que limita las opciones de tratamiento e incrementa las tasas de mortalidad de
enfermedades normalmente curables, incluida la tuberculosis. La tuberculosis farmacorresistente representa actualmente un tercio de los fallecimientos que se producen por resistencia a los antibióticos en todo el mundo.
Debido a la limitación de recursos durante la pandemia de COVID-19, entre 2019 y 2020 el número de personas que recibió tratamiento para la tuberculosis farmacorresistente en los países donde invierte el Fondo Mundial cayó en un abrumador 19%; el número de
personas que recibió tratamiento para la tuberculosis ultrarresistente se redujo incluso más, un 37%; y el número de pacientes seropositivos con tuberculosis que recibió tanto tratamiento antirretroviral como tratamiento para la tuberculosis disminuyó un 16%. En
total, en 2020 recibieron tratamiento alrededor de un millón menos de personas con tuberculosis que en 2019 en los países donde invierte el Fondo Mundial.
El Fondo Mundial es la mayor fuente externa de financiamiento para responder a la tuberculosis farmacorresistente en países de ingresos bajos y medianos, donde colabora con sus asociados para introducir nuevos fármacos que permitan ofrecer un tratamiento mejor y más rápido. El monto de financiamiento destinado a hacer frente a la tuberculosis farmacorresistente disponible a través del Fondo Mundial se ha más que triplicado en los últimos seis años.
Respuesta rápida a la tuberculosis en Ucrania
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 30 países acogieron el 86% de todos los nuevos casos de tuberculosis en 2020. Ocho de ellos representan dos tercios del total, con India a la cabeza, seguida de China, Indonesia, Filipinas, Pakistán, Nigeria,
Bangladesh y Sudáfrica.
En la región europea, Ucrania es uno de los países con mayor prevalencia de la tuberculosis. La enfermedad resurgió como un problema de salud pública en los 90. Según la OMS, aunque los nuevos casos han disminuido considerablemente en los últimos 15 años, la prevalencia y las muertes causadas por la enfermedad en el país siguen siendo elevadas. La tuberculosis farmacorresistente también sigue planeando una amenaza de salud pública en Ucrania. Durante los últimos 20 años, el Fondo Mundial ha invertido más de US$ 850 millones en pruebas de VIH y tuberculosis, programas de prevención y tratamiento, y en la lucha contra la COVID-19 en Ucrania.
«Nos preocupa enormemente la salud de las personas que reciben tratamiento del VIH y de la tuberculosis en Ucrania y que están huyendo del conflicto en situaciones de gran estrés», afirmó Sands. «El Fondo Mundial está acelerando el despliegue de US$ 15 millones en fondos de emergencia y colaborando con sus asociados en Ucrania y en algunos países vecinos para garantizar que los pacientes de sus programas sigan recibiendo el tratamiento y el apoyo que necesitan para proteger su salud».
Campaña de Reposición de recursos del Fondo Mundial
El mes pasado, el Fondo Mundial lanzó la campaña de su Séptima Reposición de recursos, cuyo objetivo es recaudar al menos US$ 18.000 millones para luchar contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, construir sistemas para la salud más sólidos y reforzar la preparación frente a pandemias. En los países donde invierte el Fondo Mundial, el mayor aumento de las necesidades de financiamiento previstas corresponde a la atención para la tuberculosis.
El Fondo Mundial es el principal financiador internacional de programas de tuberculosis: proporciona el 77% de todos los fondos internacionales destinados a la enfermedad. Desde enero de 2021, el Fondo Mundial ha incrementado las subvenciones de tuberculosis en un 24% de media, y la asociación se ha comprometido a desplegar más de US$ 2.000 millones para luchar contra la enfermedad durante los tres próximos años.
Para que el mundo retome el camino que le permita conseguir que la tuberculosis deje de ser una amenaza de salud pública para 2030, es necesario actuar urgentemente con el fin de prevenir y tratar la tuberculosis, con un enfoque renovado en detectar y tratar los casos
de tuberculosis no diagnosticados.