La Organización Mundial de la Salud lanza una nueva respuesta al paludismo liderada por los propios países

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Autor: Charlie Baran

Fuente: aidspan

Luego de la publicación del informe anual sobre el paludismo y de las noticias sobre el estancamiento de las reducciones de la carga de enfermedad, se lanzó la iniciativa “de alta carga a alto impacto” en once países

Después de años de históricos avances, la batalla contra el paludismo se está estancando. Se estima que en 2017 hubo 219 millones de casos de paludismo, que superan los 217 millones de casos del año anterior. Ese fue el principal hallazgo del Informe Mundial sobre el Paludismo 2018, publicado el 19 de noviembre pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e instituciones aliadas, entre ellas el Fondo Mundial. (Ver otros artículos de esta edición para tener otras perspectivas sobre el informe)

Además de mostrar esa grave tendencia, el informe resalta que más de dos tercios de los casos de paludismo a nivel mundial del año pasado se concentraron en India y en diez países de África: Burkina Faso, Camerún, República Democrática del Congo, Ghana, Mali, Mozambique, Níger, Nigeria, Uganda y Tanzania.

“Hemos logrado avances extraordinarios en la lucha contra el paludismo, pero si no tenemos más recursos, más innovación y una mejor ejecución, existe el riesgo de que la enfermedad resurja en los países con la carga más alta”, señaló Peter Sands, Director Ejecutivo del Fondo Mundial.

A raíz de estos hallazgos, la OMS lanzó la nueva respuesta “de alta carga a alto impacto” junto con el informe de 2018. Dicha respuesta dirigirá sus objetivos a los once países con alta carga de enfermedad con un enfoque múltiple con el fin de fomentar más acciones y más inversiones que permitan lograr mejores resultados a corto y largo plazo.

La OMS describe la respuesta en un documento breve que incluye muchas aspiraciones y términos de moda, aunque sí resalta detalles tangibles.

La parte central de la respuesta es un conjunto de cuatro “elementos clave” o “pilares”, que la OMS describe así:

  • Fomentar la atención política nacional y mundial para reducir el número de muertes por paludismo.
  • Impulsar el impacto mediante el uso estratégico de la información.
  • Establecer mejores directrices, políticas y estrategias adecuadas para todos los países donde el paludismo es endémico.
  • Implementar una respuesta nacional coordinada.

Además de esos elementos clave, la OMS describe cuatro principios básicos en los que se basa la iniciativa “de alta carga a alto impacto”:

  • Es de los países, es liderada por los propios países y está alineada con la Estrategia Técnica Mundial contra la Malaria 2016-2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud y los objetivos, las estrategias y las prioridades nacionales en materia de salud.
  • Se enfoca en entornos con alta carga de enfermedad.
  • Es capaz de mostrar el impacto logrado.
  • Se caracteriza por paquetes de intervenciones contra el paludismo, con base en la atención primaria.

Los materiales sobre esta respuesta publicados por la OMS la describen como “liderada por los propios países”, pero, según la bibliografía disponible actualmente, hasta el momento los países han demostrado poco liderazgo. De hecho, todas las citas que aparecen en esos materiales son de la OMS y de la Alianza RBM, con sede en Ginebra, y, cuando la OMS anunció el lanzamiento de esta respuesta, el ejemplo más ilustrativo de cómo los países van a liderarla es una pequeña sección sobre la importancia del financiamiento interno, aunque sin ninguna referencia a algún compromiso específico que hayan asumido hasta el momento.

En cuanto a los aspectos prácticos de la respuesta al paludismo por parte de la OMS para las subvenciones del Fondo Mundial en once países, aún no se ha explicado con claridad cómo se va a operativizar la respuesta. No parece haber ningún monto de financiamiento relacionado con la respuesta y tampoco se divulgan muchos detalles sobre los mecanismos específicos con los que se van a abordar los cuatro elementos básicos antes señalados.

Un tema de interés para los países receptores de financiamiento del Fondo Mundial y para los MCP es que existe la expectativa de que, como parte de la respuesta, se aprovecharán las flexibilidades previstas para las subvenciones. El Dr. Scott Filler, Líder del Equipo de Malaria del Departamento de Asesoría Técnica y Alianzas de la Secretaría del Fondo Mundial, comentó lo siguiente: “En la medida en que este ‘nuevo enfoque’ hace uso de los datos que obtenga para dirigir mejor los esfuerzos y tomar mejores decisiones, necesitará también que se apliquen cambios en los programas. Nuestros sistemas del Fondo Mundial van a seguir mostrándose listos y flexibles para implementar y apoyar cualquier perturbación que afecte las estrategias actuales”.

Además, solo se explica vagamente cómo se determinará si el enfoque es exitoso. Se sostiene que lograr los objetivos de género, transición y sostenibilidad son la principal forma de medir el éxito. Sin embargo, según un documento de la OMS, existen medidas secundarias para determinar el éxito, entre ellas “el uso más eficiente y eficaz de los recursos” que conlleve a aumentar el monto de los compromisos internos dirigidos a la lucha contra el paludismo a medida que pase el tiempo y “a mejorar el control del paludismo”, lo que dará como resultado “beneficios demográficos, sociales y económicos”. Si se toma en cuenta la literatura disponible que el OFM ha revisado, no se ha especificado ningún método para evaluar esas medidas secundarias.

Los países con carga de paludismo que no han sido incluidos en el grupo de once países objetivo para esta respuesta deberían estar atentos a lo que sucede con el programa, pues la OMS describe a estos once primeros países como los “precursores”. En ese sentido, las lecciones aprendidas se aplicarán, “en su momento, en todos los países con altos niveles de transmisión de la enfermedad”.