Editorial: Indetectable y seguro

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Fuente: Corresponsales Clave

Por: Javier Hourcade Bellocq

“Nosotros tenemos… rigurosa confirmación que el tratamiento previene la transmisión del VIH y a su vez mejorar la salud de aquellas personas infectadas”, afirmaba la prestigiosa publicación Journal de Medicina de Nueva Inglaterra.

“En la realidad, si le damos la oportunidad al tratamiento de funcionar, tendremos transmisión cero”, señalaba el Dr. Julio Montaner en una Ted Talk.

U=U hace referencia a que el que una persona esté indetectable (Undetectable) equivale a la imposibilidad de transmitir el virus (Untransmittable).

Y es cierto, y quizás algo obvio, que una persona con VIH (PVVS) con una carga viral indetectable no transmite el virus a otra durante, por ejemplo, una relación sexual no segura. Actualmente hay una masa crítica de estudios y evidencias científicas que la carga viral indetectable, la casi ausencia del virus en la sangre, también alcanza a otros fluidos corporales. Hasta hace poco era una sospecha, hoy la ciencia provee suficientes evidencias sobre esto.

A partir de esta situación, la Campaña de Acceso a la Prevención, entre otras organizaciones, en países desarrollados donde aún se incrimina a personas que viven con el virus por la potencial transmisión, lanzaron la campaña U=U, que hace referencia a que el que una persona esté indetectable (Undetectable) equivale a la imposibilidad de transmitir el virus (Untransmittable). La campaña ha desarrollado una declaración de consenso que está recolectando el apoyo y endoso de diversas organizaciones y a su vez abrió un muy interesante debate.

No todo lo que brilla es oro

Lógicamente para que la ecuación U=U funcione, la persona debe estar indetectable en el momento de tener una relación sexual sin condón. El estudio de carga viral, como todos, es una foto fija del momento que se ha tomado la muestra de sangre y esta indetectabilidad podría –potencialmente- perderse en cuestión de semanas o meses.

Muchas personas con VIH, en los mejores contextos, recurren a realizarse sus pruebas de carga viral cada seis meses y en varias ocasiones su situación cambia; sea por algún problema de adherencia o el desarrollo de resistencias al esquema que la persona está tomando, los resultados de la carga viral pueden cambiar. Son estos casos los que nos muestran que los resultados de laboratorio, todos, son temporales.

Por otro lado, se estima que la carga viral, con un esquema de antirretrovirales efectivo, debiera ser indetectable en seis meses. Hay personas que desde que tomaron su primer esquema son indetectables; en algunos casos llevan años y décadas en la misma situación. También hay personas que tienen fluctuaciones y “rebotes” virales, no hay síntoma alguno que evidencie esto, y sólo se sabrá en el siguiente estudio de carga viral. Esta situación es reconocida tanto por la comunidad científica, como también por la campaña.

Moviendo la carga sobre los mismo

Una cuestión sobre la lógica comunicacional de U=U es que una vez más la carga y la responsabilidad de no “transmitir al prójimo” se pone sobre las espaldas de las personas con VIH. Somos nosotros los “infecciosos”, los que debemos tomar la medicación para controlar la “carga viral comunitaria” y la epidemia.

¿No tenemos bastante con vivir con el virus y contenerlo por nuestra propia salud? Parece que no. La ciencia abona la lógica de que el que lo tiene, tiene también la llave para -por ahora- la solución.

De más está recordar que la responsabilidad de no exponerse a la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual, incluyendo las hepatitis virales, es de las dos personas –o más–  que tendrán relaciones sexuales, por mencionar esta vía de transmisión que representa más del 90% de las causas de transmisión.

La idea de U=U es reducir el estigma y la discriminación, y creo que sería una empresa exitosa en contribuir en dicha reducción. Pero, sin querer, también la fomenta en otro nivel, ya que la lógica detrás es: “tú tómate las pastillas para no ser infeccioso”. Y el movimiento de personas con VIH lleva décadas tratando de reducir estas nociones asociadas al estigma.

La mayoría de las personas recientemente diagnosticadas sufren mucho estrés en su vida sexo-afectiva por sentirse fuente de transmisión y, al mismo tiempo, se perciben responsables de develar su serología a sus parejas (incluso ocasionales).

Sí, las personas con VIH deben tener un diagnóstico precoz y tomar un tratamiento antirretroviral eficaz, primero que nada -y ante todo- por su salud, los demás son beneficios secundarios. Recordemos también que las personas con VIH (PVVS) tienen el derecho de tomar la decisión informada de demorar el inicio de su tratamiento antirretroviral.

Pero esta es la consecuencia cuando la retórica es construida sin una adecuada participación de las PVVS, o lo que es peor, hay un grupo significativo de PVVS “culposas” que están detrás de un lenguaje criminalizante de la transmisión en las discusiones de la revisión y sanciones de nuevas leyes de sida (como lo hemos reflejado en Corresponsales Clave).

El contexto importa

La idea de la campaña es viable en un contexto, en un país, donde las PVVS tienen acceso a: antirretrovirales (sin interrupciones), estudios de carga viral y CD4 (con la frecuencia que las guías de la OMS recomiendan), acceso a paquetes de prevención combinada, buen flujo de información, servicios de salud accesibles y amigables y una adecuada contención psico-social.  En estos contextos, es más probable que la mayoría PVVS sean totalmente adherentes a su tratamiento y por ende, indetectables. En la mayoría de nuestros países esto es una utopía.

Una de las críticas sobre estas campañas es que omiten la realidad de la mayoría de las PVVS del mundo y promueve una mirada “norteña” de la epidemia y la salud. En la mayoría de los países en vías de desarrollo, como los de nuestra región, las PVVS tienen acceso a menos de una carga viral al año, sufren racionamientos y desabastos de medicamentos y la calidad de la atención, en muchos casos, es muy pobre.  Estos contextos poco ayudan a la adherencia, al cambio oportuno de esquemas, a la indetectabilidad y a la salud de nuestras comunidades. Más aún, la mayoría de las PVVS desconoce su estado y hay muy bajos niveles de retención de las personas positivas en el sistema de salud. Por ello, el contexto importa, y mucho.

Una decisión personal

La realidad es que la campaña pone en el tapete muchas cuestiones sobre las que vale la pena discutir y reflexionar. La ciencia, una vez más, nos da buenas noticias, pero que requieren ser comunicadas con las salvedades del caso. Sin duda este consenso científico social será de mucha utilidad para incrementar la inversión en tratamiento y cuidado, como también, en generar evidencias contundentes a la hora que las personas con VIH enfrenten juicios por la transmisión del virus.

La decisión sobre el uso o no del condón en parejas serodiscordantes y personas con VIH que tienen relaciones sexuales es personal y no política, mucho menos científica. También sobran evidencias, que cualquier práctica sexual sin preservativo expone a las personas a ITS y embarazos no deseados. Y la comunidad científica y organizaciones que están apoyando el consenso, han dicho clara y  taxativamente que las personas con VIH deben seguir usando condones.

Por todo lo dicho, considero que las evidencias y la lógica son claras y contundentes, pero que las personas que viven con VIH en un contexto y una realidad, que no necesariamente es Canadá, USA o el Reino Unido, deben ser consideradas cuando las cosas se reducen a una ecuación y así se comunican.

Para ver la información de la campaña  en inglés visite https://www.preventionaccess.org/undetectable y sobre la declaración de consenso https://www.preventionaccess.org/consensus

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